1/11/11

"Oposición responsable": ¿qué oposición?, ¿qué responsabilidad?

Figurita repetida, la del 23 de octubre: casi calcada de la del 14 de agosto.
Terminó el partido. Ése que a los 5 minutos del primer tiempo ya ganaba Cristina -legítimamente- por 7 a 0. Y los analistas ya se plantean, como principal hipótesis de trabajo, "el problema de la sucesión". Pero empecemos por la oposición y dejemos el plato fuerte para mañana, en un post que se titulará
“Mamá Cristina”.
Ha pasado una semana -o casi tres meses desde la primaria, que es lo mismo- y la oposición todavía no acusó recibo de la estocada. Sigue autista y enfrascada en sus devaneos. Algunos "líderes" de todo el mosaico opositor decantarán, sin duda. O al menos esa lectura deberían hacer de los votos que obtuvieron, y dar un paso al costado para la llegada de nuevas visiones de la política (no necesariamente "nuevas generaciones"). Claramente, es el caso de Eduardo Duhalde y de Elisa Carrió. La sociedad los castigó por su oposición cerril, a ultranza, por su falta de búsqueda de consensos como forma de acumulación política.

¿Caerá, con Eduardo Duhalde, todo el peronismo federal? ¿O los Rodríguez Saá se harán cargo? Cristina ya aclaró en su discurso del domingo a la noche: "está bien que uno cambie de ideas, pero no taaanto, muchachos". El kirchnerismo -peronismo, al fin y al cabo- recibe a los que se fueron, pero los tolera en la esquina de los penitentes. Felipe Solá lo sabe bien. Alberto Fernández, también
Los radicales se deshacen en internas para ver quién encabezará la próxima gesta opositora del partido y... al fin y al cabo, la próxima derrota electoral. Se avizoran tiempo complicados con la próxima elección de autoridades partidarias y los pases de facturas diversos -que ya se suceden- de una estructura que todavía conserva cargos políticos pero ha perdido todo norte y cualquier apetito de poder nacional. Algunos intendentes radicales (de los muchos) amagan con tener peso en lo que viene. Todavía está por verse, también, la estrategia del partido de Alem en el Congreso, su imperecedero refugio.
No hay noticias de Pino Solanas y su Proyecto Sur, recluido tal vez por un tiempo en la Ciudad de Buenos Aires. Aunque es probable que la sangría de partidos que ya sufrió se agrave.
¿Y Macri...? Aconsejado por su gurú de cabecera, Durán Barba, no participó de la elección directamente y, en consecuencia, no puso mucho en juego. Pinedo hizo una elección aceptable por ir en una “lista corta”. Jorge Macri ganó la intendencia de Vicente López. Es poco, pero es una carta más para disputar una alianza de centro derecha (¿con Scioli?) a futuro. Macri está ahí, en la gatera. Agazapado. La prensa “hegemónica” no suele poner la lupa sobre su gestión, y esto lo beneficia en imagen. O, al menos, no lo perjudica.
¿Qué pasará con la fuerza de Carrió? Varios de sus más lúcidos cuadros ya pegaron el portazo, incluso antes de la pésima performance electoral de la Coalición Cívica. En estos últimos años, a la vez que la chaqueña incrementaba su discurso apocalíptico, pasó también de tener, por ejemplo, a Rubén Lo Vuolo como principal referente en economía a fomentar la figura del ex JP Morgan Alfonso Prat Gay. He ahí otro de los motivos de su fracaso. En 2007, la CC era casi la única alternativa al muerto vivo que era y sigue siendo la UCR. Por eso su caudal de votos. En 2011, la CC ya no lideraba una coalición opositora. De todos modos, aún no es posible afirmar que ese rol haya pasado al joven FAP, que recibió, por caso, muchos votos de duhaldistas que odian al socialismo pero votaron a Binner “para terminar con la izquierda” (como ven a los K).
El disímil conglomerado de fuerzas que integran el Frente Amplio Progresista, encabezado por el socialista santafesino Hermes Binner, fue el único espacio opositor que festejó el 23-10. El FAP salió segundo, casi 40 puntos por detrás de la reelecta Presidenta. “¿Festejaban haberle ganado al radicalismo y salir segundo en su propia provincia?”, me comentó un dirigente del espacio, que prefirió reserva de su nombre. Con todo, el FAP fue el único espacio que creció en votos luego de las primarias, además de Rodríguez Saá y, en bastante menor medida, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (PTS-PO-IS).

La pregunta es, entonces: ¿habrá llegado, esa fuerza o coalición de fuerzas que pretende ser el FAP, para quedarse y ocupar ese tercer lugar en la política argentina? Se verá. Por el momento, sólo se han visto dimes y diretes, declaraciones y contradeclaraciones, e ingenuidades varias por parte de este nuevo (?) espacio político, más preocupado en ser una "oposición responsable" que en levantar una verdadera agenda opositora que corra "por izquierda" al gobierno nacional. ¿Logrará, el FAP, constituirse como una opción de poder -y con agenda alternativa y "progresista"- o terminará, si es que continúa unido- siendo funcional a la Casa Rosada? La oposición todavía no ha encontrado su norte, luego de la muerte de Néstor Kirchner. Vivo, su figura demonizada era casi el único ethos opositor. Hoy ya no está.
Tras la paliza electoral, muchos en la oposición se apuraron a salir a declarar que harán una “oposición responsable”. Y, en efecto, es mucha la responsabilidad del arco opositor. Hacia atrás y hacia adelante. Pero, ¿qué significa ser una “oposición responsable”? En 2009, luego de la derrota electora que sufrió, los K llamaron al "diálogo político". Y la “oposición responsable” acudió, con la excepción de Elisa Carrió. Quizá el recuerdo valga para no repetir el error.
¿“Oposición responsable” implica instalar debate y agenda ("progre"), acaso? ¿O sólo ir detrás de la que crea/toma (de otros) el gobierno nacional y luego elogiar a la Presidenta por su “capacidad de liderazgo”?
Vocación de poder y propuestas concretas
Ahora, después de las elecciones, más que seguir con los eslógans marketineros hay que insistir en las propuestas que hicieron durante la campaña. Binner no perdía oportunidad de decir, con excesivo optimismo: “No tiren nuestra plataforma, guárdenla para exigirnos que cumplamos lo que allí prometemos”. Debería conservarse, de esa expresión, el optimismo. Y también la plataforma. Ahora el socialista debería decirle a sus militantes que la lean bien y militen con ella en la mano. Y los dirigentes también.
Son muchas las insignias que puede levantar la oposición. Si quiere ser “responsable”, podría exigir devolver institucionalidad al país y derogar la "emergencia económica": no sólo ésta ya no existe sino que, además, la delegación de facultades que conlleva carece de sentido: todo el Congreso será K a partir del 11 de diciembre. Institucionalidad, crecimiento con desarrollo e igualdad deberían ser los valores de una “oposición responsable” y, a partir de ellos, llevar adelante una agenda progresista. La presentación de un proyecto de ley de reforma tributaria seria y progresiva debería estar entre sus primeros esfuerzos. Pero un proyecto. Con todos los artículos e incisos. Este es el momento: el de debate de la “ley de leyes”: el Presupuesto del próximo ejercicio. ¿Cuándo, si no? Que los K lo hagan suyo, como hacen con todo. No importa. Pero que lo aprueben. Lo demás es silencio, como diría Monterroso. O chamuyo. Hoy Cristina tiene poder para imponerlo.
Lo que se vislumbra, sin embargo, es la intención de jugar con la idea del cambio de régimen: "parlamentarismo" vs. “presidencialismo”. Entrar en esa discusión es fulbito. Recuérdese que el FAP llevó en su programa de gobierno el cambio de régimen. Y el mismo lunes posterior a la aplastante victoria K, el electo senador por la minoría por la provincia de Buenos Aires, Jaime Linares (GEN), realizó declaraciones radiales a favor del parlamentarismo.
Por lo demás, ¿qué presidente parlamentario haría mañana una reforma tan necesaria (como la tributaria), que calaría tan hondo en los inputs y outputs de demandas sociales? Ningún presidente pondría "a prueba" un sistema parlamentario recién implantado así.

Como lo he señalado varias veces, el kirchnerismo es bien spinoziano para hacer política. Hasta su principal eslogan de campaña fue “La fuerza…”. Los que piensan en hacer una “oposición responsable” deben saber que no alcanzan el 54% ni la mayoría en las dos cámaras. Cuando tenés poder querés más. Y esto es correcto. Es lógico que el poder quiera incrementar su potencia. Ahora, la oposición, ¿qué quiere?... Días atrás se conoció que el gobierno volverá a cargar contra Papel Prensa e intentará proclamar la producción de papel como “servicio público”. Con un segundo objetivo: generar grietas en el FAP. Saben a lo que juegan. Los fuegos de artificios continuarán. Y Binner no estará allí (en el Congreso) para arriar la tropa. Difícil tarea...
Los ejes que la oposición deberá intentar discutir con el kirchnerismo se juegan en el mismo terreno del discurso K: salir de verdad del modelo neoliberal. Esto es: abandonar el "piloto automático" en economía en pos de una industrialización del país, que genere menos planes asistenciales y más trabajo genuino (verdadero articulador social y derecho de ciudadanía); acompañado de una política tributaria progresiva y unas políticas cambiarias, monetarias y crediticias verdaderamente activas.
Hasta aquí, lo que se ha visto, en cambio, es que el gobierno no sabe cómo resolver la inflación, el gran problema, que afecta más por cierto a los sectores de menores ingresos. Hasta que no se ataque esa cuestión, parece lógico (lógica K) que los créditos a la producción sigan planchados. Por otra parte, con las cuentas del fisco en un rojo cada vez más preocupante (aún con kajas supletorias para cubrirlo) resulta más difícil, en el actual esquema económico de gobierno, vislumbrar de dónde saldría esa liquidez para aceitar los mecanismos de la producción. Hoy, toda la liquidez se va en un estricto fiscalismo (monetarismo) y en el mantenimiento, como se pueda, del precio del dólar.
Ir hacia un Estado verdaderamente presente. Sostener la ganancia de las empresas y el poder adquisitivo de la clase media (y baja) con subsidios no constituye una política activa de Estado fuerte, presente, o lo que Oszlak y otros autores de la ciencia política han llamado "Estado ágil", "Estado inteligente": un Estado moderno adaptado a las necesidades de los tiempos. Los subsidios son un parche: la otra cara de la misma moneda neoliberal. Un parche artificial, que podría ir a créditos a la producción que generen trabajo. Aquí tendríamos un Estado activo y presenta para activar el más importante y duradero motor social de progreso.
En consecuencia, el 54% plantea una gran responsabilidad la de la Presidenta. Pero también lo es la del FAP y del FIT. El FIT no “metió” legisladores pero no deja de ser un logro el haber depuesto viejas rencillas testimoniales y haber armado un frente competitivo electoralmente, con las modestias del caso. Involuntario mérito de la reforma electoral K.
Habrá que ver si estos espacios representan “algo nuevo que dejó la última elección”, y logran hacer crecer ahora una oposición realmente de centroizquierda y de izquierda a secas, respectivamente.
Más que preocuparse por ser una “oposición responsable”, los partidos opositores deberán ser capaces de convencer al ciudadano de que tienen vocación de poder, de alternancia; que miran hacia la Casa Rosada con deseo. Y con propuestas concretas. Deberán, en fin, tener cuidado -no me cansaré de repetirlo- de no terminar siendo funcionales al poder y mancar -por impericia o ingenuidad- ideas y expectativas de much@s. Seguramente de todo aquel 46% que no apoyó a Cristina y aún de algun@s que la apoyaron por terror a lo que había enfrente.

1 comentario:

  1. Estimado:
    Es todo frágil e inseguro,con las sombras del 2001 atrás donde los fracasos se pagan con el chantaje del caos y el saqueo, el Gobierno ha respondido a ese fantasma cuidándose que no le pase lo mismo y salió a repartir $ a lo loco...se ha comprado una paz social frágil e insegura, y un voto igual...
    Mientras tanto, se completó el tema de "hacer justicia", ya no queda mucho de la década del 70 para resolver judicialmente,valga la nobleza del pueblo que jamás tomó hacer justicia por mano propia...igual queda el sabor amargo de lo patético que se vivió... pero ahora hay que gobernar , sigue faltando acá lo que le sobra a Brazil: una clase dirigente con ideas claras de adonde ir...
    Atte/

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