12/8/11

La “calidad institucional” prometida x CFK en 2007 que nunca llegó

Hace semanas que tengo este post para compartir con ustedes. Pero por falta de tiempo no lo he podido concluir como hubiera querido. Se los dejo, igual, porque creo que quizá pueda aportar algo en este momento de balances y decisiones soberanas a futuro.
En otros post ya me he referido al costado centralmente conservador en el aspecto económico de este gobierno. Hoy quiero escribir algo sobre la promesa electoral más importante que venía a subsanar Cristina Fernández de Kirchner: la de devolver institucionalidad a la república.

La promesa era inteligente y sutil,
conservadora y de cambio a la vez: preservar “lo mejor” de la gestión de Néstor Kirchner y agregarle un mayor cuidado en la “calidad institucional”. ¿En qué consistiría esta mentada “calidad institucional”? Se decía que la primera etapa era de reparación tanto económica como de la autoridad presidencial; que era una etapa de fuerte presidencialismo y mano política de hierro a fuerza de “superpoderes” y prórrogas ad eternum de una ya inexistente “emergencia económica”. Ahora venía el momento de cabalgar la holgura económica reivindicando todas las instituciones de la república. Ahora sí le íbamos -prometía el relato- a prestar atención a la transparencia, al apego a la ley, al control de las obras públicas, y al incremento de esa otra forma de control como lo es también el derecho ciudadano de acceso a la información sobre "la cosa pública".
Difícil decirlo, pues no hubo propuestas concretas más allá del enunciado, que refería, sí, al rol de Cristina Fernández -la “pingüina” candidata a suceder al “pingüino”- en el Congreso de la Nación. Con especial mención a su paso por la presidencia de la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado. A sus “dotes de oradora” y a su caracterización como “cuadro político”.
Pero si bien es difícil descular en qué consistiría la mejora en la “calidad institucional de la república” sí puede verse más evidentemente qué no fue.

Aquí van algunos -incompletos- ejemplos de esa prometida “calidad institucional” que nunca llegó:

  • La Presidenta empezó, de hecho, con mala pata, con el “valijagate” de Antonini Wilson para financiar su campaña; sospecha que con el tiempo superó a la valija, y fue extendiéndose a toda la campaña y que hoy tiene al principal recaudador de Nésto en 2007 -Cappaccioli- procesado. ¿Deberíamos, acaso, creer que se llega al poder con escasa transparencia para luego ejercerlo de forma transparente?
  • La reforma del Consejo de la Magistratura. Con la excusa del volver eficiente la Justicia (el retardo de justicia “no es justicia”) Nésto le allanó el camino a la pingüina para achicar los representantes de las distintas entidades en el Consejo y así dejar al oficialismo con mayoría, si bien no para nominar jueces, sí para frenar destituciones o vetar iniciativas. Este punto se conjuga con los dos siguientes:
  • Se terminó frenando -en el Senado de la Nación- un nuevo juicio político al juez Norberto Oyarbide, el mismo que dictaminó la “falta de mérito” en el caso por enriquecimiento ilítico del matrimonio presidencial. El mismo juez al que, misteriosamente, y como si tuviera un imán, terminan cayendo, “por sorteo”, todas las causas comprometedoras de para los kirchneristas.
  • Justicia vacante. O Justicia subrogante. Hay que reconocerle al kirchnerismo cierta… “creatividad” para construir poder de la debilidad. Una forma sutil de control a la Justicia fue no nombrar magistrados, y dejar a los juzgados actuando por jueces suplentes, sin la debida estabilidad institucional, y, por tanto, totalmente presionables por la atenta mirada del poder ante sus fallos. Esto sucedió en todas las instancias, pero fundamentalmente en la Federal.
  • Todavía está pendiente cumplir con la constitución en lo que compete al arreglo de la deuda externa e interna por parte del Congreso Nacional.
  • Lo mismo sucede con la constitución del Tribunal de Defensa de la Competencia, una herramienta institucional poderosísima –y legal- para combatir con la ley en la mano a los monopolios. Aún hoy, como cuando Nésto vivía y gobernaba, la política antimonopolio se decide a los gritos y bravuconadas de un pintoresco personaje que, como aquellas islas del sur para Borges, ha tenido más fama de la que mereciera.
  • El Indek y los dibujos de la inflación y demás números de la economía nacional (recuérdese el sepultado “Informe UBA”), la sanción a consultoras privadas. El cinismo del poder: En los noventa, si los acusabas de corrupción, los menemistas te decían que recurras a la Justicia (la de la "servilleta", y si no alcanzaba, la de la "mayoría automática" en la Corte). Igual q hoy los K: cuando le echás en la cara los números de la pobreza y la indigencia (y la inflación, y la inseguridad), levantan, orgullosos, los números del Indek de Moreno...
  • La significativa expulsión, en 2009, de Martha Oyanarte de la Subsecretaría para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia, lugar desde el cual la incuestionable fundadora de Poder Ciudadano debía velar por la transparencia institucional y facilitar el acceso -vía decreto 1172/03- a la información pública a la prensa o cualquier ciudadano que así lo requiriere. Luego de que asumiera Aníbal Fernández como jefe de Gabinete y Oyanarte renunciara, esta agencia pública vació su página web, y también su función institucional.
  • Vaciamiento de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN). Con la asunción de Reposo, se descolgaron todos los archivos e informes -públicos, huelga enfatizar- de la web de este sensible organismo de control del Ejecutivo nacinal, y pasó a primar, como ha escrito Oszlak, la “cultura del secretismo”, y la omisión de la utilización de redacción de informes como mecanismo de control, que ahora pasaban a informarse, en primera instancia, “verbalmente”. Todo lo cual le fue informado a este periodista por funcionarios del organismo.
  • La Comisión Mixta Revisora de Cuentas, dependiente del Congreso de la Nación, sigue tardando 5 años en revisar los ejercicios contables y de gestión de la administración pública. Esto es: más de un período de gobierno, con lo cual se diluyen las posibilidades de corrección de rumbos y sanción a funcionarios en el momento en que están ejerciendo la función pública. Lo que termina siendo, en realidad, como algún organismo gremial del área del control público lo ha denominado, una simple “autopsia” de la función pública, sin posibilidad de sanción.
  • Festival de entrega de obras públicas y obras sociales por adjudicación directa, sin que mediaren licitaciones públicas, en el contexto de la “emergencia económica”. Recuérdese, también:
  • La entrega de fondos públicos sin control a la pareja Hebe de Bonafini y Sergio “Maldito” Schoklender.
  • La ex ONCCA y la entrega de fondos públicos sin control.
  • Las adjudicaciones directas de Jaime a España y Portugal para la compra de trenes usados…
  • En fin: toda la maraña de subsidios que en mayor medida son recibidos, como varios dirigentes han denunciado, por la clase media urbana y las grandes empresas nacionales y multinacionales.
  • Superpoderes y reasignaciones presipuestarias sin control. Concentración de poder.
  • El ejercicio administrativo en curso no tiene presupuesto nacional aprobado.
  • Manipulación y conversión de la prensa estatal en prensa oficial (recuérdese, tan solo, el episodio Telam-Chiche Duhalde de principio de año, o la comparación que hiciera el director de la agencia al asumir, referida a los periodistas como “prostitutas”).
  • Dedo presidencial para elegir candidato en la CABA (defecto que, por cierto, también le cabe a la oposición).
  • Coparticipación vulnerada, federalismo debilitado, y favoritismo político y económico.
  • Desacato a la Justicia (incluyendo a la SCJN): procurador de Santa Cruz, Aníbal F.
  • Nada de democracia sindical (desconociendo aún un fallo de la SCJN). No reconocimiento de la personería gremial de la CTA. No reconocimiento del ganador de las elecciones internas y sostenimiento de una líder gremial afín al Ejecutivo como Hugo Yasky, que tiene a esta central obrera al borde de la fractura.
  • Pobreza y concentración.
  • Reforma política aprobada por el Congreso de la Nación y luego vetada parcialmente en artículos acordados con los partidos chicos, para conseguir su voto, que terminaron, a la postre, con el veto, perjudicándolos. Artilugio de las candidaturas estimoniales. Eliminación de las listas electorales “colectoras”. Vuelta de las “colectoras”.
  • La muestra más cabal de la falta de institucionalidad combinada con el autismo hacia todo lo que viene de la sociedad es el acampe qom en la Plaza de Mayo, luego de la represión en su Formosa natal. Represión en Soldati, represión en Jujuy. Represión…
  • El manoseo, también, de otro elemento sagrado de la democracia como es la voluntad popular misma, con la apelación a las "candidaturas testimoniales" en 2009.
  • Piqueteros: cooptados con favores políticos y planes sociales.
  • El entronque de “jóvenes” de La Cámpora en todos los rincones de la administración pública -sin ningún tipo de concurso público y, en no pocas ocasiones, sin experiencia en la materia inherente al cargo- no es precisamente un ejemplo de profesionalización técnica de la burocracia pública.
  • Vicio de politólogo: la tan mentada institucionalización weberiana del liderazgo: Y después de Cristina, ¿qué?
  • ¿Dónde están los fondos de Santa Cruz?

El relato épico que comenzó a gestarse el 11 de marzo de 2008 con la 125 sepultó la promesa de mayor institucionalidad. Promesa que, en parte, implicaba desandar el camino de la concentración de poder que el propio Kirchner llevó a cabo –emergencia económica y superpoderes mediante- como forma, se decía, de “recomponer la autoridad presidencial”. En la “guerra contra la oligarquía del yuyito” (sustento del “modelo” de no desarrollo sostenible), la eliminación de los vicios personalistas y autoritarios del período 2003-2007 quedó a un lado. Había que defender al “pueblo” de la avanzada “destituyente” (Verbitsky dixit) de la corporación antipueblo.
Se privilegió el fin, sin importar los medios. Eso dice el relato.
Sin embargo, el neoliberalismo no se reduce a un conjunto de recetas económicas. Es, también, una cosmovisión, una filosofía política y una manera de ejercer el poder. No hemos “superado” aún, por más que se lo declame, a esa concepción unidimensional, autoritaria y conservadora del poder. El neoliberalismo sigue gobernando la Argentina, en su versión populista. Pobreza Siglo XX!
Dejando de lado la recurrente crítica que le hago a este gobierno respecto de que su “modelo” es la continuación neoliberal (siglo XXI) del iniciado por Menem y Cavallo (y continuado por De la Rúa, claro), el profundo deterioro de la calidad institucional, a la par de la concentración de poder, es el mayor punto débil de las dos gestiones K.

2 comentarios:

  1. Estimado:
    El problema ahora no es la calidad institucional que nunca existió en el país, (sino para que tantos golpes de estado y/o golpes económicos), sino la capacidad de aceptar los resultados de las elecciones (no estas, las de Octubre...)sin recurrir a maniobras políticas de tipo "fraude patriótico" (de uno u otro lado); eso puede terminar mal, digamos que estamos nuevamente frente a la interna peronista, esperemos que no sea la de 1974...
    Atte/

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  2. excelente texto que resume el pensamiento de muchos argentinos.saludos

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