5/8/11

El puntero y la política criolla: de la TV a la realidad

El intendente Iñiguez (Carlos Moreno), de licencia por un infarto, le pide al puntero Pablo Aldo Perotti (Julio Chávez, el protagonista de la tira) que saque de "su" intendencia -que encabeza desde 1987-, a Leme, otro puntero del municipio, enemigo de Perotti. "Sacalo como sea". Y "como sea" es, ya sabemos, "con los fierros".

-Quiero recuperar mi cargo, Gitano. Por eso te llamé. No quiero que esté Leme ahí. Me piden reposo, viste. Pero yo, si no asumo, me muero. Además, está por entrar la coparticipación a la provincia. Son 15 palos, Gitano. Eso es para acción social. Y no quiero que lo meneje Leme, eso.

-Pero vos ¿qué querés? ¿Que me meta, que haga kilombo? –pisa el terreno Perotti, “El Gitano”: el puntero político -peronista, por cierto- del barrio, ante la cama del convaleciente Iñiguez.

-Yo lo que quiero es que no te olvides que de mi mano comiste siempre, Gitano.

-'Ta bien. Retomemos lo de las cloacas y yo te ayudo.

-Ta bien. Vos sacalo a Leme, y después hablamos. Iñiguez cumple.

Perotti se va. Acto seguido, el intendente, en bata, llama a Leme (Pablo Brichta), el otro puntero político del municipio, a cargo por un mes del Ejecutivo municipal.

-Yo estoy para volver, pero tampoco quiero cagar tu imagen, viste. La salida hay que hacerla consensuada. Entre vos y yo. O no hacerla.

-¿Y el gitano? –sondea el puntero suplente.

-Me rompió los huevos; estuvo por acá. Quiere cagarte a patadas. Si fuera por él te saca con los tanques.

-Ése dejamelo a mí. Mi idea es quedarme los 30 días que corresponden. Eso nos da changüí para que usté se mejore.

-Dale che, sentite cómodo, pero no te cebés, eh. Llamame cualquier cosa... todo lo que vaya saliendo. Presupuesto, todo eso.

-Hugo, yo te tengo al tanto de todo. Beso y abrazo grande, saludos a la patrona.

-Un beso grande, querido. Suerte.

Cuelgan, prodigándose sendas y sentidas pero silenciosas puteadas. “Ruso hijo de puta”. “Andá a la puta que te parió”. Ejemplo de la "Nueva Gestión pública" defendida desde la asepsia académica...

El Gitano desconfía, pero decide hacerse cargo del “como sea”. “Esta es la mía, si la hago bien”, debe de pensar. Y “como sea” es, claro, “con los fierros”. Junta a los pibes y “los fierros”. “No puedo ir, ni tengo que ir. Me gustaría saber qué están tramando estos dos. Es uno o el otro. Los dos juntos no pueden estar. Y bueno. Si hay que ir, se va a ir con fierros", razona con su fiel mano derecha: Levante (Luis Luque).

Todo ocurre en el capítulo número 18 de El Puntero político, la ficción que se emite los miércoles y domingos a las 23 por Canal 13.

Y se va con los fierros. La escena continúa por el lado del grotesco (más aún de lo que ya supone dirimir la puja por el poder a los tiros). El Gitano y los suyos entran, enfierrados, al Municipio, al grito de “¡Leme: el barrio no te quiere, no es democrático lo que hacés!”. Los dos bandos, enfrentados, forcejean. Se escucha un tiro (uno solo). Cae un cuerpo pesado, en el medio del salón, herido. Todos corren a guarecerse. De los dos lados se escucha: “¿De quién es ése?”. “Es de ellos”, informa un anónimo al Gitano.

El otro puntero e intendente suplente llama al convaleciente intendente Iñiguez y “negocian” la salida. “Iñiguez, ¿qué me hacés? Me lo mandaste al Gitano. Así no, eh. Arreglemos”.

Y arreglan. Siempre arreglan.

Más tarde, ya pacificada la cosa:

-¿Pudiste arreglar algo con Iñiguez? –le pregunta el Gitano a Leme, sentados ambos en la antesala del despacho del intendente.

-Sí, yo sí. ¿Vos?

-Apeeenas.

-Che, ¿se supo algo de quién tiró? A Iñiguez no le va a gustar eso.

-No. Pero ya está. Ya pasó –apura Perotti.

Viene el intendente, repuesto en sus funciones.

-¿Qué me hicieron muchachos? En 30 años que estoy en la intendencia jamás se tiró un tiro. Así que no me caguen en 4 días lo que me costó sembrar desde el 87. Ustedes tienen que entender que nosotros somos un trío. Con lo bueno y con lo malo, para afuera somos una familia. ¿Cuándo la van a entender?

La escena final:

Leme presenta, ante la prensa y el público de ocasión, al restituído Iñiguez:

-Afortunadamente mi interinato ha sido breve, porque tengo el agrado de informarles de la vuelta del verdadero dueño de la “voluntad popular”: mi querido amigo, el intendente Hugo Iñiguez.

Aplausos, emociones actuadas y flores para todos los costados.

-Quiero agradecer a mi querido pueblo, que me está acompañando desde 1987 cuando asumí.

Lluvia de fotos del abrazo entre Leme y el intendente.

-Pará, pará, pará. Momentito -interviene el Gitano, que por supuesto no podía quedar al margen del reconocimiento público. La familia unida-.

Una pintura del conurbano bonaerense

La envidia. Los celos de poder, expuestos con crudeza en la tira. Una pintura del Conurbano bonaerense, que por cierto vale para uno y otro lado de la General Paz. Y también, tanto para peronistas como para radicales. Y hasta el progresista Aníbal Ibarra tuvo sus punteros políticos (¡y cuántos!).

Interesante repensar los conceptos de "legitimidad", "lo político", "la política", "accountability", "ingeniería institucional", "gestión pública", "control ciudadano" (y sigan sumando ustedes) desde esta serie. Guillermo O'Donnell, desde la misma tradición de pensamiento "institucionalista" que gobierna la Ciencia Política cuestionó, allá por 1996, en su artículo "Otra institucionalización", esa asepsia del institucionalismo argentino -el mainstream de la disciplina- que se queda siempre en la teoría, y de allí sale a "chocarse" con la realidad y casi nunca al revés.

Volviendo a la tira -y no tanto-, todos se pelean con todos. A muerte. Literalmente. Una "lucha por el reconocimiento" (¡perdón!) a los tiros, y a ver quién es más garca y cínico. Acusaciones cruzadas y, a la vez, abrazos mentirosos. El intendente es el más zorro, el que juega dando favores y cagando al mismo tiempo con/a los dos punteros. Por eso es el intendente. La "voluntad popular", bien gracias.

Y todos se amigan con todos, al otro día, para cagar luego a un tercero, o a un cuarto; enemigo, siempre circunstancial. Es “la política”, que se muestra descarnadamente, como la entienden los mismos actores "políticos", en los que se incluyen los punteros, el intendente, los funcionarios honestos o idealistas como la abogada Clarita (Gabriela Toscano), la pareja de Perotti (quien siempre termina desanimada, pidiéndole a Perotti apartarse y recibiendo siempre una rotunda negativa: "No, Clara. Yo tengo que sacar a estas ratas de acá, para llevar adelante mi proyecto"), el cura del barrio que tiene "debilidad por las conchitas", o el comisario que gestiona las coimas del lugar a los dealers o a los talleres textiles clandestinos; y hasta los propios "cabezas" como el pibe Lombardo (Rodrigo de la Serna), siempre dispuestos a romper todo.

Lombardo, un pibe impulsivo pero con (algunos) códigos, barrabravón, que pendula entre la lealtad y la desconfianza a su puntero. Pero Perotti, un líder fuerte, dominador y hasta manipulador, siempre logra ponerlo de su lado a fuerza de favores. La misma forma de entender y practicar la política que ejerce el intendente con el Gitano, éste la desplaza hacia los suyos. La política entendida como una cadena de favores, en el mejor de los casos, y amenazas de revelar secretos non sanctos, en el peor.

Es "la política"... Al menos como la entienden todavía no pocos actores del juego político local y nacional. Cualquier parecido con la realidad… es pura coincidencia.

El mayor plus de la tira radica, a mi entender, en mostrar esa doble dimensión en el accionar del puntero. En efecto, a la par de toda esta lista ya enumerada de lugares comunes de la política y el poder (o micropoder) en Argentina se encuentra la dimensión humana. El Gitano Pablo Aldo Perotti no solo busca poder, gente y honores, en su submundo. También hace de "padre" de su gente, los consuela ante la muerte de un ser querido víctima del paco, se preocupa sinceramente por los niños enfermos del barrio, por las señoras que no tienen trabajo, intenta infundir en los otros sus profundos valores religiosos (aunque a cada paso los desprecie, a veces inconscientemente). La forma en que se mezcla -incluso en el interior de su conciencia-, en que se desenvuelve como tensión, el hecho de conseguir beneficios materiales para su barrio y el "honor" (y el acopio de poder) que convellan para él por haberlos "gestionado" me parece bastante lograda.

Cierto pensamiento miope critica a la tira porque la entiende como una -no tan- velada diatriba contra el Gobierno nacional y sus alianzas de poder con los "Barones del Conurbano". Ciertamente, hay algo de ello: pues es una realidad de la política argentina a todas luces insoslayable. Pero quizá la mayor crítica social de El Puntero se encuentre, precisamente, en ese fondo gris desteñido que es la sociedad: pasiva, "apolítica", que vota y delega, tanto en los actores institucionales de esta democracia representativa como en los informales al estilo Perotti.

En efecto, los laburantes, la "gente común", sólo hacen, en la tira, de telón de fondo silencioso (de la política). La "sociedad civil" que no se "ensucia" con la política, o, siguiendo el relato, que “no tiene lo que hay que tener” (esto es, la astucia o los “huevos”) para meterse en política. O que aparece cada dos por tres para pedirle al puntero un trabajo, un remedio caro o algún beneficio por el estilo, inaccesible para su estandar de vida. Se trata, por cierto, de un municipio pobre, llenos de "villas miseria", donde la miseria, foucaultianamente, es por supuesto funcional al poder.

Ficción y realidad

El miércoles se emitió este capítulo, y ayer nomás aconteció algo similar en la realidad. A escasos 50 kilómetros de la Capital, un militante peronista perdió un ojo de un palazo, a manos de otro militante peronista. Ambos peronistas, sí. Ambos kirchneristas. Uno que apoya a Scioli como candidato a gobernador. Y otro, al intendente de José C. Paz (donde hace años también se resolvieron cuitas internas a los tiros frente a los paredones del municipio), Mario Ishii.

(Foto extraída de www.perfil.com)

Es la política nuestra de cada día. Es la política que Nésto Carlo Kirchner dijo que venía a combatir. Es la nueva vieja política argentina.

Es la política criolla.

2 comentarios:

  1. Estimado :
    Esto es porque Julio Chávez es primo de Hugo Chávez..?
    Atte/

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  2. Estimado:
    Gracias por su mensaje y adhesión , me animó a meterme en Twitter y oh, milagro! lo conseguí : lo estoy siguiendo como @jorgebblog
    Suyo/

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